La Algarroba

La algarroba es probablemente uno de los ingredientes más útiles que puede haber en el mundo pastelero. Sin embargo, y a pesar de ser considerada un superalimento, su desconocimiento es uno de los factores principales de su falta de uso, a pesar de tener innumerables beneficios para la salud y de estar presente en el mundo de la cocina desde mucho antes que otros productos más utilizados.

Origen de la algarroba

El algarrobo es un árbol que crece principalmente en la Cuenca del Mediterráneo, el norte africano y algunas partes del medio oriente. La algarroba, ya presente en el antiguo Egipto, se solía conocer como carob. Algunos pueblos de América, también la llegaron a utilizar para realizar la famosa Tarta Patay. Incluso sus semillas fueron utilizadas en joyería para realizar gramajes para metales como el oro. De hecho, el nombre del kilataje en inglés llamado karat proviene de una declinación de la semilla de algarroba que significa carob.


Sus usos han sido muchos y muy variados, pero lo más interesante radica en la impresionante precisión de su estructura física.


En cocina, cuando se trata de crear postres o pasteles saludables, la elección de ingredientes se torna un poco más difícil y aquí es cuando la algarroba entra en acción. Hasta el punto de competir con uno de los ingredientes más preciados de la cocina dulce: el chocolate.

La algarroba, es un alimento nutritivo y funcional. Considerada una legumbre, su alto contenido de fibra tiene interesantes aplicaciones en la industria, ya que se utiliza mucho como espesante natural y gelificante.  


Contiene azúcares naturales y carbohidratos, además de una buena cantidad de proteína y muy poca grasa, lo que supone un bajo aporte calórico comparado con el chocolate. Aporta a nuestro organismo minerales como el hierro, calcio, zinc, fósforo, selenio, yodo, magnesio y potasio. Contiene, además, vitamina A, B, C, E y ácido fólico, a parte de poseer un efecto antioxidante por ser rico en polifenoles.


En color y sabor es muy parecido al chocolate, lo que sumado a sus super propiedades nutricionales, le han valido un merecido puesto en cocina, sobretodo en la vegetariana y vegana.

La algarroba es una gran aliada para los celíacos al no contener ni gliadina ni glutenina, proteínas encargadas de la formación del gluten. Cabe destacar también, su interés para aquellas personas que tienen diabetes ya que su contenido en fibra genera un pasaje lento de la glucosa a la sangre, con lo que no se generaría un aumento brusco de la glucemia.

Los beneficios de la algarroba

La algarroba favorece el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Ayuda a proteger las paredes de los vasos sanguíneos y a mejorar el tono muscular. A nivel neuronal mejora la memoria. Para las personas que sufren de los riñones también es un buen alimento ya que ayuda a evitar la formación de cálculos renales. Favorece la formación de glóbulos rojos por lo que su consumo, ayuda a prevenir la anemia. En países como Venezuela, los indígenas solían usarla también como remedio para tratar el asma.


Es utilizado como remedio para ojos y para irritación de garganta. Y ayuda en la pérdida de peso por el aporte de fibra y su efecto saciante con poco aporte calórico.


Es tan potente el poder de la algarroba que ayuda a fortalecer nuestros dientes y huesos. También ayuda en la etapa de la lactancia estimulando la producción de leche materna y en el crecimiento del bebé.

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